



Las fiestas de San Fermín en las calles de Pamplona, en España, vuelven a despertar cada año la pasión en los miles de "mozos" que se arriesgan a lo largo de los 825 metros de extensión de cada corrida. Desde 1911, al menos 14 personas murieron en las corridas. Los festejos arrancan con el lanzamiento del txupinazo o chupinazo (cohete) desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona y terminan ocho días después con el "Pobre de mí", una canción de despedida.
Y no sólo eso, las calles de adoquines mojadas hacen que los toros al correr se resbalen y en más de un caso se quiebren las patas.
No entiendo como esto puede seguir existiendo en el siglo XXI, es bien de trogloditas.
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